Ya sé que este es un blog de madridismo. Y pensaréis
que el tenis no viene a cuento aquí. Pero es que Don Rafael Nadal Parera es
MADRIDISMO. Y creo que me siento en la necesidad de hacer una carta de
reconocimiento hacia esta persona, que se ha convertido, desde hace ya tiempo,
en un mito viviente.
Nunca nadie, en ningún deporte, ha conseguido
emocionarme así. Es como ver ante tus ojos una persona representando la vida
misma, en todos sus buenos términos. Ver a un niño rebelde con melena ganar un
Roland Garros con sólo 18 años. Verle crecer, sufrir, lesionarse, y volver con
mucha más fuerza y determinación.
Es emocionante y una continua lección para la
vida ver a alguien ganar una y otra vez a rivales mejor dotados por la
naturaleza, con más técnica, con más potencia. Emociona ver que no se ha
rendido nunca. Como ha mejorado en todas las superficies. Cómo ha ganado todos
los títulos de Grand Slam, incluído el Oro Olímpico. Cómo ha mantenido los pies
en el suelo, y se ha centrado en entrenar más y mejor. Para mí eso es lo que
realmente le hace eterno.
No hay dinero ni fama que mueva a una persona
a mejorar así. Todo eso nace del orgullo, de la confianza en uno mismo, del
instinto de supervivencia, de la humildad sin límites, de no rendirse jamás, de
no dar una bola por perdida.
Por todo esto, por esta continua lección de
dignidad, honestidad, lucha, entrega, sacrificio, tienes mi admiración, mi
respeto, mi reconocimiento y mi eterno agradecimiento.
Gracias por tantas tardes de emoción, por
tantas lágrimas viéndote al escuchar el himno en tu honor. Gracias por tantas
lecciones de humildad, de sacrificio, de vida. Gracias, gracias y mil gracias. Podré
contarles a mis nietos con orgullo que disfruté viéndote jugar. Que aprendí de
ti tantas y tantas lecciones. Que nos enseñaste el camino.
Eres eterno, Rafael. Y estamos eternamente
agradecidos.