Sí, la Décima espera. Es el momento.
Pero... ¿y si no llega? ¿Y si se muere en la orilla? ¿Y si...?
Pues, querido Real Madrid, yo no te abandonaré. Compartiré tus lágrimas. No dejaré que sufras en soledad. Porque lo fácil es estar ahí en la victoria. En la foto con la Copa. Sacar la camiseta en los días de gloria.
Pero sabes que el amor de verdad, el puro, se demuestra en el dolor. En la adversidad. En el llanto. En el sufrimiento.
Hemos sufrido muchas veces juntos. Y nunca te he abandonado. Ni he renegado de ti. Ni he tenido dudas de si este amor era duradero.
Nunca hinqué la rodilla. Nunca lo haré. Nunca te abandonaré. Me levantaré tras cada palo que haya por el camino. Lloraremos juntos.
Mi madridismo es IRREDUCTIBLE.
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